domingo, 3 de mayo de 2009

ISRAEL

UN PAÍS DESCONOCIDO DEL QUE TODOS OPININAN

En esta sección lo que quiero es dejar clara la gran admiración que siento hacia ISRAEL, ese país de los que todos se atreven a hablar a partir de lo que leen en la prensa o ven en la televisión.
Ya he viajado dos veces a Israel y, la verdad, es que la primera vez iba condicionado por lo que llevaba años leyendo o viendo en televisión... pero fue llegar a Tel Aviv y todo empezó a cambiar: la realidad que encontré no era la que me habían estado contando. Ahora sé leer las informaciones que ofrece la prensa europea y, desgraciadamente, lo suelo poner todo en cuarentena.
Creo que Israel es un gran país, un país mediterráneo, moderno y que, como tal tiene derecho a desarrollarse en libertad y democracia, esa democracia que falta en tantos de los países que los critican.
Israel es, sólo, Tierra Santa, como dentro de unos días nos machararán los medios de comunicación a partir de la visita del Papa, quien espero que tenga la decencia, cuando visite el Yad Vashem de pedir perdón por el papel que desempeñó la jerarquía vaticana durante la shoà (otra advertencia utilizo el término "shoà" para hablar del asesinato de los judíos en los campos nazis y no utilizo "holocausto" porque el significado de esta palabra no se corresponde con lo que allí sucedió). Ojalá el Papa reconozca que Pío XII se equivocó (o lo que estaba sucediendo ya le iba bien) y que la Iglesia, como institución no hizo nada para salvar a los judíos que eran enviados a los campos de la muerte (véase la excelente película "Amén" de Gravas).
En la foto me podéis ver ante el Muro Septentrional (el llamado Muro de las Lamentaciones) al que me he acercado y he podido dejar mi petición... pero, en cambio, a La Roca me han prohibido la entrada por "infiel" (cito textualmente), allí me han insultado y no me han dejado ver la piedra del sacrificio de Abraham, padre de las tres religiones... ¿Qué sucedería si se prohibiese la entrada a los no católicos al Vaticano? ¡Qué nos llamarían racistas! pero, en cambio cuando somos nosotros los que sufrimos las ofensas debemos aceptarlas... ¡es un tipo de democracia que nunca llegaré a entender!
Otro día ya os contaré lo que me sucedió en Betlem, ciudad que tuve que visitar deprisa y corriendo para evitar males mayores y, por supuesto no he podido visitar Jericó, por citar sólo un ejemplo...

No hay comentarios: