viernes, 31 de julio de 2009

kenya 2009 o río león safari en grande


MEMORIAS DE KENYA

Resumir el viaje de este año no va a resultar demasiado fácil. Si se le tuviese que poner una nota, como si se tratase de un examen, dudaría entre el 6 y el 7. No, el viaje merece la pena hacerse pero debería emprenderse con otra mentalidad: lo que vemos en los reportajes del National Geographic es el resultado de muchas horas de trabajo y eso es lo que me ha sucedido: pensaba que iba a ver grandes manadas de animales, cacerías en vivo, cachorros… y a la hora de la verdad se podría decir que el safari es como ir a un gran zoológico pero al revés: aquí somos nosotros los que estamos “enjaulados” en un jeep y los animales los que campan a su gusto, por ello si quieren salir, salen y si no, no lo hacen.
El safari me ha parecido interesante y lo cierto es que hemos visto muchísimos animales: cebras, jirafas masai y reticuladas, cebras de Thomson y de Grant, jabalíes verrugosos, rinocerontes, hipopótamos, ñus, búfalos, flamencos, cigüeñas carroñeras, pelícanos, dic-dic, antílopes jirafa, elefantes, guepardo, leones, leopardos, hienas… Me parece que no nos ha quedado ninguno por observar.
¿Qué me ha llamado la atención? Varias cosas: en primer lugar, por supuesto, poder ver tan de cerca a los animales y observarlos tranquilamente desde el jeep descubierto; la vegetación es también impresionante, sobre todo las acacias paraguas y los cactus; en tercer lugar destacaría el silencio (siempre que no se encuentren 34 coches ocupados por 5 o 6 turistas cada uno observando a una pobre pareja de leopardos y, finalmente, los atardeceres que son magníficos: a las 18h se empieza a poner el sol y veinte minutos después, tras teñir el cielo de rojos intensos, es noche cerrada y generalmente estrellada.
En cambio de Kenya puedo decir muy poco pues no te dejan hacer absolutamente nada fuera del safari. Imposible detenerse en un poblado local (dicen que es peligroso) por lo que en ningún momento hay trato con la población keniata no relacionada con el turismo.
¿Qué es lo que menos me ha gustado? Lo milimetrado que lo tienen todo, una organización en la que no queda ningún cabo suelto y te hace sentir muy poco libre: sales del hotel, te sientas en el jeep y te van mostrando los animales que saben que en ese momento están por el Parque, pues todos los coches van con su equipo de transmisión para pasarse la información. Tampoco me ha gustado no poder moverme un poco más a mi aire, ya sé que en los Parques eso es imposible, pero sí que me hubiese gustado parar en alguna de las poblaciones que hemos cruzado. Tampoco me han gustado las paradas para descansar (no sabía que “descansar” era sinónimo de “ser atosigado para comprar” impuestas por los guías). El regateo acaba cansando pues empezar pidiéndote 55€ y llevártelo por 5 me parece una pérdida de tiempo. Y, para finalizar, las “turistadas”: cena en el restaurante Carnivore (una verdadera tomadura de pelo para cenar mal y probando las mismas carnes que hay en España) y también el poblado masai que tras una contribución de 20$ puedes visitar durante algo más de cuarenta minutos… Al menos nos ahorramos la timada del globo, pues los que hicieron la excursión sólo vieron paisaje a pesar de que les habían asegurado que había empezado la migración e iban a ver miles de animales (al final dicen que fueron tres y mal contados, eso sí después de abonar los 320€ por persona…
Para no hacer esto demasiado pesado: creo que merece la pena realizar un safari como el que hemos hecho pero no creo que vuelva a repetirlo por lo que Tanzania queda ya casi descartada de los posibles viajes. En cambio, me parece que África merece la pena conocerla con más profundidad siempre que te den una mayor libertad de movimientos.
Pero bien el viaje de este año ya ha finalizado y ahora hay que pensar en los dos viajes que tenemos ya previstos a París (octubre y enero) para ir a la ópera; el fin de año, posiblemente, en Atenas y si no hay cambio de planes: JAPÓN el próximo verano…

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